Alegrémonos
, Coordinadora de redacción | Los intensos días de Semana Santa nos han llevado hasta este precioso Tiempo Pascual. Como Dios nos conoce y no se deja ganar en generosidad, después de los tres días de dolor correspondientes al Triduo nos regala cincuenta días de Resurrección gloriosa y alegría. Desproporción que se adecúa a nuestra fragilidad.
Por tanto, no rechacemos esta pedagogía divina y adentrémonos de lleno en este tiempo de gozo donde podemos saborear la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, la sanación de nuestras heridas, la transformación de todo lo viejo en nuevo, la vida nueva en el amor, la restauración de nuestro ser, la posibilidad de la fraternidad, la cercanía del Reino de Dios y la esperanza de la vida eterna.
Como niños pequeños disfrutemos de todo esto que se nos regala y que ha sido comprado a precio de sangre. Por tanto no rechacemos ni una sola de las gotas de sangre que Jesucristo derramó por nosotros, y abramos nuestro ser a este tiempo de gracia que culminará con la Solemnidad de Pentecostés donde su Don nos penetrará hasta quedar embriagados.
No nos olvidemos nunca que al Señor le gusta vernos disfrutar de aquello que El nos ganó. Hermanos, ¡alegrémonos!