Icono de Jesús con la samaritana
, Director del Taller de Iconos | Este Icono representa el encuentro de Cristo con la mujer samaritana en el pozo de Jacob, en Sicar, ciudad de Samaria que relata Juan 4, 1-42 “… era cerca del mediodía… llegó una mujer a sacar agua… Jesús le dice: ‘Dame de beber’…” Comienza aquí la historia de conversión de esta mujer y de muchos convecinos.
Concretamente este Icono ha sido escrito (pintado con óleo sobre tabla) por el que escribe estos artículos para Vds., basado en un Icono bizantino.
Vemos a Jesús en primer plano con túnica roja y manto azul, sentado junto al pozo, que tiene forma de cruz griega, con la mano izquierda apoyada en el brocal del pozo, dando la sensación de estar tocando el agua, mientras que con la mano derecha está bendiciendo a la mujer samaritana, que se encuentra a la derecha, con vestiduras de color verde, rojo y naranja, decoradas profusamente. Ella tiene su mano derecha abierta y extendida hacia el Señor, como pidiendo ayuda para acoger y entender la Palabra, mientras que con la izquierda sujeta una cuerda atada al cántaro que reposa a los pies del pozo.
En la parte izquierda aparecen, en la lejanía, los discípulos, que como dice el Evangelio, habían ido a comprar alimentos. Con cara de asombro se miran unos a otros pues no entienden lo que sucede. A la derecha la ciudad, representada con torres y casas, y un grupo de samaritanos, en una zona oscura, perplejos, observan la escena porque tampoco comprenden como un judío habla con una samaritana.
En el centro una montaña, representando al único Dios. Pero en ella se encuentra una pequeña gruta que nos indica que los discípulos, aún estando cerca de Cristo, no llegan a entenderle.
El árbol del centro, es el Arbol de la Vida. Representa a la Santísima Trinidad, por eso tiene tres ramas, si bien, una tiene dos ramificaciones haciendo alusión a las dos naturalezas de Cristo.
¿Quién tiene hoy sed de Dios? ¿Quién tiene hoy sed del agua viva que nos ofrece Jesús? ¿No preferimos ahogar esa sed en otras fuentes? Pidamos al Señor no beber de esos pozos que se ofrecen a la sed del hombre, pero que no sacian la sed.