Se puede ser moderno y profundamente fiel a Jesucristo. Carlo Acutis, un jovencísimo siervo de Dios (II)

Carlo Acutis

Jesús García Gañán, Presbítero

“La Eucaristía es mi autopista hacia el cielo” (continuación)

A veces madrugaba para celebrar la Eucaristía a primera hora de la mañana, antes de los muchos quehaceres en que se veía envuelto. Unas veces antes de Misa, otras después, descubrió en el sagrario un interlocutor especial, que ningún día dejó de tratar.

Carlo explicaba que estar cerca de Jesús en el sagrario es ser como Juan, el discípulo amado. Es estar junto a su pecho, porque la Eucaristía es el Corazón del Señor. De él surge la entrega, el amor, lo mismo que es la Eucaristía. En esta compañía de Jesús, a través de la fe eucarística, Carlo se veía más privilegiado que los propios apóstoles. Para él, tener la iglesia tan cerca de casa, y poder encontrar a Jesús en cualquier momento le causaba más sensación que la que cupo a los apóstoles en el trato con Jesús. “No yo, sino Dios” era otro de sus lemas para alcanzar la santidad, deseo que tenía en mente continuamente, consistente para él en responder al plan que Dios tenía sobre él.

Talante de nueva evangelización

El mundo que vivió Carlo es el mismo que el nuestro. No se conoce que jamás se avergonzase ante nadie de su fe y su práctica religiosa. Al contrario, como catequista de los niños de su parroquia, se esforzaba en dar a conocer el pozo sin fondo de la amistad con Jesucristo en la Eucaristía que él había descubierto, y reconoció la necesidad de que otros lo descubriesen.

Dedicó sus conocimientos informáticos a realizar una página web en la que pretendía fomentar la fe en la presencia real del Señor en la Eucaristía, presentando casos de milagros eucarísticos, empezando por el de Lanciano, del S. VIII, que es el que más le sorprendió. Realizó esta página pensando en los muchos de sus amigos que vivían al margen de la Eucaristía (visitable hoy en carloacutis.com).

Inevitables fueron algunos “ataques” y burlas de los propios amigos. Nunca se dio por ofendido, ni tuvo en cuenta las burlas. Tampoco sentía vergüenza de hablar de Jesucristo a sus amigos. Es más, les invitaba a celebrar la Eucaristía, les insistía en que comulgasen, y que hiciesen una visita al Señor en el sagrario si se encontraban tristes y desalentados, prometiéndoles que el Señor les transformaría. No decía mentiras. Les estaba contando la verdad de su propia experiencia.

El rezo del Rosario diario y la consagración frecuente a la Virgen María fue otra de sus constantes. Sentía gran respeto por las apariciones de Fátima, santuario que logró visitar. Las apariciones del ángel a los pastorcitos le encendió su devoción al ángel de la guarda, invocado por Carlo con frecuencia.

Twiter póstumo de Carlo

No conoció nuestro Carlo el “boom” de las redes sociales, lo cual es una lástima. Por ello está bien traer aquí algunos de sus breves consejos o “secretos para ser santo velozmente”:

– “Desea ser santo con todo el corazón; y si no lo deseas, pídelo insistentemente al Señor”.
– “Celebra la Misa y comulga todos los días”.
– “Acuérdate de rezar el santo Rosario todos los días”.
– “Lee cada día un trocito de la Sagrada Escritura”.
– “Si puedes, estate un momento delante del sagrario, donde está presente realmente Jesús, y verás cómo aumentará prodigiosamente tu nivel de santidad”.
– “Si puedes, confiésate todas las semanas, también de los pecados veniales”.
– “Hazte propósitos y “florecillas” ante el Señor y la Virgen, para ayudar a los demás”.
– “Pide continuamente ayuda a tu ángel de la guarda, que debe llegar a ser tu mejor amigo”.

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