Matrimonio: ¿para siempre?
, Diácono Permanente | Desde que llegó al papado el pasado 13 de marzo de 2013, el Papa Francisco no ha dejado de sorprendernos una y otra vez con su espontaneidad y acercamiento a los fieles, con discursos tan directos y sencillos como cargados de mensajes fáciles de comprender. Con sus gestos humanos y cálidos, sin perder en ningún momento esa sonrisa de hombre bueno que a nadie deja indiferente, se ha ido ganando la simpatía de millones de personas. Unos gestos pastorales sencillos y espontáneos pero cargados de grandes compromisos.
Uno de esos gestos que se ha hecho popular, acaeció el pasado 14 de febrero, (San Cirilo y San Metodio) festividad de San Valentín, el Papa Francisco volvió a sorprender al mundo al convocar en el Vaticano a través del Pontificio Consejo para la Familia, a parejas de novios, para confortarse sobre la vocación del matrimonio, bajo el lema “La alegría del sí para siempre”. En un principio se esperaba la asistencia de unas dos mil parejas, pero el poder de la convocatoria del Papa sorprendió a la organización y esa mañana fueron más de diez mil las parejas de novios que fueron a la Plaza de San Pedro en Roma, a los que dirigió estas palabras: “Queridos jóvenes, no tengan miedo a casarse. Unidos en matrimonio fiel y fecundo, serán felices”.
El Papa dejó claro que uno no se casa cuando los problemas ya se han resuelto, sino para resolver los problemas juntos y apuesta por el “para siempre”, porque a pesar de que haga falta valor para conseguirlo, el “para siempre”, es un punto de vista que infunde esperanza en el futuro.
En un mundo en que todo cambia de la noche a la mañana y donde comprometerse es una acción que conlleva un compromiso, el “para siempre” es poco menos que impensable. En una sociedad que vive del usar y tirar decir: “para siempre” suena más a sueño que a realidad. Pero el Papa nos da la respuesta: ese miedo a amarse para siempre se supera cuando se elige vivir juntos con un estilo de vida matrimonial. Cuando el matrimonio se funda sobre la roca del amor verdadero y no sobre la arena de los sentimientos, y dejamos que el amor que viene de Dios penetre en el matrimonio, el “para siempre” se convierte en una realidad.
Si bien en cierto, que no hay matrimonio perfecto, ni existe el esposo o esposa perfecta y mucho menos suegra perfecta, como les recordó el Papa Francisco a los novios, no debemos dejar caer al matrimonio en la cultura de lo provisional, debemos dar calidad al matrimonio. Ese es el desafío de los esposos: romper con lo superfluo y saberse amar.
Hoy es muy habitual escuchar a parejas de novios decir: estaremos juntos hasta que nos dure el amor. ¿Cómo se puede construir un matrimonio partiendo de esa premisa? ¿Qué entienden esas parejas por amor? Parece que existe mucho miedo a pronunciar las palabras “para siempre” delante del altar.
El amor en el matrimonio se va acrecentando día a día, superando los problemas que sin duda surgen. Y el Papa les dio tres claves para que el amor funcione dentro del matrimonio: ¿Puedo?, Gracias, Perdona.
Pedir permiso con un “¿puedo?” en el matrimonio es la petición más amable para entrar en la vida del otro con respeto y atención. De esta forma el amor no se impone con dureza ni agresividad. El Papa les recordó esas hermosas palabras de San Francisco: “La cortesía es la hermana de la caridad, que apaga el odio y mantiene el amor”. Como cambiaría el mundo si todos usáramos la cortesía en nuestra vida cotidiana.
Dar las gracias, es un gesto tan simple y que nos cuesta tanto expresar. ¿Sabemos dar las gracias? les preguntó el Papa a los novios, para explicarles a continuación que en la vida de novios y luego de esposos es importante mantener viva la conciencia que la otra persona es un don de Dios y a los dones de Dios se dice “gracias”. Hay que saber decirse gracias para caminar juntos.
Y la tercera clave es la palabra perdona. Todos cometemos fallos a diario, todos nos equivocamos, de ahí la necesidad de pedir perdón. Debemos aprender a reconocer nuestros errores, en lugar de justificarnos echando la culpa al otro. No debemos dejar pasar el día sin antes pedir perdón, de esta manera el matrimonio durará, saldrá adelante.
Todos somos conscientes que la vida no es sencilla, que los problemas nos acucian, que sacar a la familia adelante es una tarea ardua y complicada, pero si en medio del matrimonio está el amor del Señor, si el proyecto de familia es una proyecto en común donde ¿Puedo? Gracias y Perdona están presentes cada día, el para siempre se convierte en un objetivo mucho más fácil de conseguir. Lo importante es permitir que entre los esposos tenga cabida la presencia de Cristo.