En abriendo el libro, no era menestar más
| La oración es una relación personal con Jesucristo. Un encuentro cercano con aquel que sabemos que nos ama. Para este diálogo entre el orante y Cristo podemos valernos de palabras, melodías, gestos, iconografía,… que nos encaminan y nos empujan a “engolfarnos” en Dios. Estos elementos no son imprescindibles, pero sí muy beneficiosos y necesarios ya que nos ayudan en gran medida a vivir en profundidad nuestra vida de espiritual.
Es muy aconsejable, sobre todo en los comienzos, servirse de estos medios que tenemos a nuestro alcance. ¿Quién no se siente más cómodo o le resulta más sencillo orar si se apoya en la lectura de algún libro o en la escucha de cantos o melodías musicales? Y si además encuentra una postura que le ayuda a orar y tiene ante sus ojos alguna representación de Cristo, la Virgen o los Santos todo se hace más fácil; y lo que en apariencia es algo casi imposible, poco a poco, se convierte en una realidad que deja de ser algo pesado o dificultoso para convertirse en un momento del día que si no lo vivimos parece que “nos falta algo”.
Y aunque parezcan pequeñas cosas, son muy significativas. Es importante recordar que Santa Teresa de Jesús nos confiesa que “si no era acabando de comulgar, jamás osaba comenzar a tener oración sin un libro; que tanto temía mi alma estar sin él en la oración […] y muchas veces, en abriendo el libro, no era menester más” (Vida 4,9). Y si además nos situamos frente a una imagen de Cristo, o incluso mejor aún, representarnos al mismo Jesucristo dentro de nosotros y “traerle siempre consigo y hablar con Él, pedirle para sus necesidades y quejársele de sus trabajos, alegrarse con Él en sus contentos y no olvidarle por ellos, sin procurar oraciones compuestas, sino palabras conforme a sus deseos y necesidad” (Vida 12,2) entonces seguro que la oración es mucho más fluida y refrescante.
Si estos medios sirvieron a la misma Santa Teresa para crecer en su vida de oración, ¿no podrán ser para nosotros un apoyo e impulso que nos acerquen cada día más a Cristo?