Obstáculos en la oración (I)
, Ex director Nacional del APOR | Esbozamos en los números anteriores el sentido profundo, vital, de la oración cristiana y, dentro de esa vivencia en la presencia de Dios a la cual está llamado el cristiano, el valor de la oración meditativa de la Palabra de Dios, el misterio de la Palabra de Dios, la comunicación de Dios a través de Cristo que se ha hecho hombre y que es para nosotros visibilidad del Padre. Son, como veíamos, realidades grandiosas que parece deberían llenarnos, atraernos, íntimamente hacia su perfecta y consoladora actuación. Y sin embargo, encontramos dificultades para ello, y una de ellas, que suele presentarse frecuentemente, está relacionada con lo que llamamos la espontaneidad del hombre.
Suele recalcarse que la oración debe ser espontánea. Se afirma que si la oración se hace sin ganas, en estado de aridez, es inútil. Que hay que orar cuando uno se siente inclinado a ello, que lo demás sería hipocresía, pérdida de tiempo, puesto que es fundamental que la oración sea sincera y auténtica. Términos, todos estos, que resultan muy ambiguos y muy fáciles para crear confusión. Por eso vamos a ocuparnos de estos temas tocando, particularmente, el aspecto del sentimiento en la oración, las dificultades de distracciones en la oración, la aridez o sequedad con la que frecuentemente tropieza uno en la práctica de la oración.
Primero partamos del sentimiento y la oración e indiquemos, dentro de éste tema del sentimiento, lo que es el sentimiento interno. Es ciertamente fundamental el sentimiento en la vida espiritual, y concretamente en la oración. Sea como objetivo de la oración, sea como dificultad o facilidad para ella. Lo que buscamos en la oración y obtenemos en la oración cristiana es el encuentro con Dios. Como decía la Beata Ángela de Foligno: ‘La oración es donde se encuentra a Dios’. Encuentro sabroso, amoroso, gustoso sustancialmente; siempre que entendamos el sentimiento interno, el sentido cumbre de esta palabra. Es decir, de las realidades sobrenaturales concretas que nosotros asimilamos e integramos, sea de la presencia amorosa del Señor que nos afecta internamente y que interioricemos transformando el corazón del hombre.
Precisamente, anteriormente, veíamos cómo la meditación contemplativa es una reflexión en espíritu de fe sobre la Palabra de Dios para que el corazón se empape de ella. Es claro que ese empaparse es un empaparse vital, es un empaparse afectivo. Pero es claro también que no se trata de emotividades concomitantes que aún no siendo malas, y aun siendo buenas, no son fundamentales, son más periféricas y accidentales. Cuando hablamos de éste empapar el corazón se trata de una radicación en el centro de nuestra persona profunda y estable, en el sentido que los autores espirituales daban a la palabra afecto. Tiene que crearse en nosotros el afecto de Dios. Tiene que crearse dentro de nosotros esa unción interior que nos une a Dios y que nos hace sabrosa nuestra unión con Él. Esta palabra ‘afecto’ la contraponían estos grandes autores espirituales a los ‘afectos’ (en plural) que se refieren más a esos sentimientos variables, a esas vicisitudes diversas del campo afectivo del hombre. Estos afectos son mudables. El afecto es permanente, es estable, es lo que solidifica el corazón del hombre.
Dicho en el mismo amor humano, tiene que irse formando una radicación de lo que llamamos amor estable. La radicación del sentimiento íntimo que es el amor, no se confunde tampoco en el orden humano con las emociones que en determinados casos concretos, circunstancias concretas, pueden acompañar a ese afecto interior. Si hablamos nosotros de sentimiento interno aún en el lenguaje humano, de verdadero enamoramiento, que luego aplicaremos a Dios, a Cristo, nos referimos siempre a esa actitud honda que se da también en el orden humano. Es, por ejemplo, cuando un hijo amante de su padre se une con él, constituye con él como una sola cosa, sin que le acompañen en esa unión verdadera, de indiscutible amor, de las emociones exaltantes del amor que es propio de un noviazgo. Es otro matiz, pero es profundamente verdadero el sentimiento hondo que les une sin que tenga repercusiones emotivas.
En éste sentido, yendo por este camino, la oración es la gran escuela del sentimiento cristiano. Es la gran escuela de la filiación, diría, internamente sentida donde va clavándose cada vez más dentro en el corazón que somos hijos, que sentimos como hijos queridísimos del Padre. Es la gran escuela del sentimiento de la paternidad de Dios, experimentada en el descanso del corazón. San Ignacio, en los ejercicios, continuamente exhorta y lleva al ejercitante a pedir a Dios y a buscar sentimiento interno; sentimiento interno del amor del Señor, sentimiento interno de las realidades sobrenaturales. Esta palabra, conocimiento íntimo, sentimiento interno, lenguaje espiritual conocido, no sólo se refiere conocimiento o sentimiento íntimo de la intimidad de Cristo, sino sentimiento íntimo que llegue al fondo de nuestro corazón. Es pues, enriquecimiento de nuestro sentimiento interior. En efecto, en ese lenguaje ignaciano, por sentimiento objetivo (de la oración indudablemente) se entiende una especie de elevación general, una investidura de afectos, de modos de sentir profundos, que le hacen al hombre obrar connaturalmente de una manera que no es la de la carne y sangre.
Supone, pues, un conjunto de disposiciones interiores, de sentimientos, una especial plenitud y dominio de lo que san Pablo llama espíritu, capaz de unión con el Espíritu de Cristo, e incluso el Espíritu Santo. De tal manera, que el hombre compenetrado en sus actuaciones con la verdad de que Cristo lo hace todo en él, cuando actúa se siente como arrebatado, transportado, poseído por ese Espíritu, que sabe que gusta experimentalmente y que es Cristo, el Hijo, que lo pone con el Padre, que le orienta hacia el Padre, que ordena todas sus intenciones y actuaciones hacia el Padre, que se siente coordinado, subordinado, orientado como miembro de Cristo, y en Cristo al Padre. Ese es el sentimiento interno. Va creando dentro esa actitud cordial interior.