Icono de San Ambrosio
, Director del Taller de Iconos | Ambrosio significa «Inmortal». Nació en Treveris, Alemania, en el año 340, en una familia noble convertida al Cristianismo. Estudió letras y jurisprudencia en Roma y fue después secretario del prefecto de la ciudad, Petronio Probo. A los 31 años de edad era prefecto de las provincias de Emilia y Liguria, con residencia en Milán.
El obispo Auxencio, de Milán, un hereje arriano, murió el año 374. La ciudad se dividió en dos partidos, ya que unos querían a un obispo fiel a la fe católica y otros a un arriano. La elección, según la costumbre establecida, debían hacerla el clero y el pueblo. Hubo disputas y mientras el clero deliberaba en la parte superior de la basílica catedral, el pueblo aguardaba abajo la decisión con una actitud que fácilmente podía degenerar en motín. El gobernador creyó deber suyo presentarse en medio de los fieles para hablarles y tranquilizarles, entonces Ambrosio exhortó al pueblo a proceder a ella pacíficamente y sin tumulto. Mientras el santo hablaba, alguien gritó: «¡Ambrosio obispo!» Todos los presentes repitieron unánimemente ese grito, y católicos y arrianos eligieron al santo para el cargo a pesar de ser un simple catecúmeno.
Recibió el bautismo, la ordenación y la consagración en el 374 y seguidamente tomó posesión de su Sede. Combatió el Arrianismo en el Occidente. Y murió en el año 397, a la edad de 57 años. Sus restos reposan en la basílica de Milán, fue uno de los más grandes pastores de la Iglesia de Dios. Hermano de santa Marcelina, es uno de los cuatro Santos Padres de la Iglesia Latina y uno de los 36 doctores de la Iglesia católica.
Importante teólogo y orador. Escribió numerosas obras y espléndidos himnos litúrgicos, difundió la doctrina de los Padres griegos en el mundo latino y tuvo como discípulo a San Agustín. Patrón de los apicultores. Su fiesta se celebra el 7 de diciembre.
En este Icono vemos a San Ambrosio, revestido con ornamentos episcopales azules con diversos matices muy luminosos, el palium con cruces negras, la mano derecha bendiciendo y la izquierda sujeta las Escrituras con el manto en señal de respeto. El rostro un tanto serio, con el pelo y la barba grises bien cuidados.