Ascensión Sánchez: Testigo del amor de Dios en el corazón del mundo
, Presbítero | Dios es impresionante. Sabe escoger bien a las personas para que puedan llevar a cabo su obra, para convertirlos así en instrumentos creíbles de su amor. En algunas ocasiones no necesita mucho tiempo, basta que haya entrega y generosidad. Del resto se encarga Él.
Esto es lo que nos recuerda la vida de Ascensión Sánchez, laica consagrada en el Instituto Secular Cruzada Evangélica.
Nace en un pueblo de Toledo, Sonseca, el día 11 de junio de 1915, día del Corpus, por lo que al nombre de Ascensión le añaden el de “Sacramento”. Una niña feliz, alegre y agradable, con un rostro especial, presidido siempre por una sonrisa serena.
Desde muy joven, Ascensión tenía como un instinto de ingeniosa caridad, que procuraba agradar y servir a los demás en cada ocasión que descubría, gracias a ello, en el futuro podrá descubrir que el Señor la necesitaba para que fuera testigo de su amor en medio del mundo.
El fuerte calor de Villacañas, donde su padre había sido trasladado como notario, sentaba mal a la salud de Ascensión, por lo que los veranos los pasaba en Santander donde vivía su hermana. Aprovechaba para asistir a los Cursos de Verano, destinados a dirigentes y miembros de Acción Católica.
En 1935 acudió junto con otra joven y al regresar fundó en Villacañas la Juventud Femenina de Acción Católica para ayudar a las jóvenes de allí a vivir su fe.
De nuevo en Santander, en el año 1939, conoció a Don Doroteo Hernández Vera, Fundador del Instituto Secular Cruzada Evangélica, y así comenzó una nueva andadura en su vida, una vida de total consagración a Dios.
En 1941, la Cruzada Evangélica se hizo cargo de abrir el “albergue de la Merced”, y dar así una respuesta a las mujeres que salían de prisión sin ningún horizonte.
Ante la comunicación a Ascensión del deseo del Fundador de que ella fuera la Directora del futuro Albergue, la joven contestó con una preciosa carta, que se puede resumir en estas palabras: “… a sus órdenes, Padre, y Dios proveerá.”
En 1945, empezó a estar enferma. Había sido contagiada de Tifus, por lo que tenía que ser ingresada en el hospital del Rey de Madrid, destino a enfermos infecciosos. Casi al final de sus días, en una de las visitas de las cruzadas, sacó de la mesilla una nota, para que la entregaran a la Directora General: “¡Qué delicia ser cruzada!”
Paso a la Casa del Padre después de emitir sus votos perpetuos el día 18 de agosto de 1946.
Tuvo que llegar esta hora para que descubrieran que así mueren los verdaderos amigos de Dios y comprendieran su vida y las virtudes que dentro de su sencillez la vieron practicar.
Desde entonces, las personas que la habían conocido comenzaron a encomendarle sus necesidades y visitar su tumba, que actualmente se encuentra en el Cementerio de La Almudena (Madrid).
El día 10 de mayo de 2014, tuvo lugar la sesión de apertura del Proceso de Canonización.
Hoy, el Albergue que inició Ascensión, es una Obra Social en la que se atiende a madres y niños en situación de exclusión y riesgo en Coslada (Madrid), con una extensión a un Centro Infantil, Colegio de Educación Primaria y Secundaria y un Centro de día para mayores. El Padre Fundador quiso que llevara el nombre de Ascensión Sánchez en señal de gratitud por su vida entregada a Dios y a los demás, a través de la Institución.