Abandónate a Él

Medalla del Sagrado Corazón

Paz Martínez Falero | Hace año y medio viví uno de los momentos más felices y emocionantes de mi vida; la consagración al Sagrado Corazón de Jesús. Hoy puedo decir que este compromiso cambió mi vida y que espero seguir creciendo en el Amor que es lo que más deseo en este mundo, para que Él se haga vida en mí y poder entregarme a los demás. No es fácil comprometerse con nada ni con nadie y menos si eres consciente de que el compromiso es un compromiso de Amor y Jesús por Amor dio su vida por nosotros… Un compromiso pleno en Él, de confianza y de obediencia.

Siempre me ha llamado mucho el Amor de Dios; El Amor infinito con el que nos ha sido capaz de entregar a Su Único Hijo para alcanzarnos la Salvación, el perdón de nuestros pecados y la Vida Eterna. Nos compró con Su sangre y gracias a Él se nos fue dado el Espíritu Santo a través del Bautismo para hacernos Hijos adoptivos suyos y coherederos de Su Reino. Si uno medita esto es muy fuerte y una gran bendición y sólo se nos pide que amemos como Él nos ha amado y para eso permanecemos en Él ó es imposible… Con Él lo podemos todo y sin Él nada.

Fue ahí en el Centro de Espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús, en un Triduo Pascual donde después de una charla una enamorada de Cristo nos propuso poder Consagrarnos a Él… En ese momento me dio un vuelco el corazón y algo dentro de mí me impulsó a decir que sí. Lo medité yo y toda mi familia y todos unánimemente quisimos consagrarnos a Él; somos conscientes y así lo sentimos que Él es el único camino hacia la felicidad plena, que Él es nuestro guía y nuestro ejemplo. Para ello hay que prepararse con unas oraciones y unas meditaciones preciosísimas durante treinta días para ser consciente y pedir ayuda al Cielo y poder llevar a cabo tu compromiso. Estas meditaciones te elevan a un alto grado de conocimiento sobre la plenitud del Amor, de cómo debemos abandonarnos a Él como Él hizo con Su Padre, vivir en obediencia.

Finalmente el gran día llegó y no puedo describir con palabras lo que viví… Dios me dio la gracia de vivir el compromiso con todo el alma y todo el corazón. Ahora después de año y medio puedo hablar de los frutos y las gracias que recibí de las que en ese momento no era consciente. Hoy puedo decir que soy feliz, que vivo completamente abandonada en Él y que a pesar de las pruebas que tengo en mi camino (ya que la condición del creyente es vivir un combate espiritual hasta la muerte), sé que viene de Dios para mi santificación, y no pierdo la paz. Soy consciente de que lo único que da valor en nuestra vida es el Amor de Dios, al cual ponemos en cada situación de la vida cotidiana, en cada prueba, en cada mirada y sonrisa al prójimo; no es la grandeza ni la cantidad de obras que hagamos sino el dejarnos hacer por Él y buscar Su Reino en nuestro corazón pues solo a medida que vayamos cambiando y andando en el sendero del Amor deseando Su Reino, Él nos irá transformando en Él, y Él podrá Reinar y hacerse presente entre nosotros. Qué puedo decir… no podría ser más feliz.

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