Mártires cristianos
, Diácono Permanente | Es posible que el contenido de esta colaboración pueda llegar a herir alguna sensibilidad motivado por los hechos aquí descritos, pero la cruda realidad de los últimos años contra la vida de los cristianos, a mi modo de entender, no requiere de paños calientes a la hora de relatar y denunciar la forma en que han sido asesinados por el mero hecho de defender el Mensaje de Jesús, simplemente por ser Cristianos en tierra hostil.
En los últimos años la persecución de los cristianos ha tomado unas dimensiones realmente preocupantes. Las cifras son verdaderamente abrumadoras: 200 millones de cristianos tienen negados sus derechos, hasta el punto de ser condenados a muerte sólo con mostrar una cruz. Los cristianos asesinados según los datos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) superan los 100.000; y del millón y medio de cristianos que vivía en Iraq sólo quedan 400.000, eso sin contar con los masivos desplazamientos en todo Oriente Medio. Si hacemos caso a los datos de la Lista Mundial de la Persecución de 2016, la persecución a los cristianos se ha recrudecido en países como Eritrea y Pakistán. Sólo en el año 2015, hubo 4.000 muertos y 30.000 desplazados en Nigeria y 2.300 iglesias fueron atacadas.
Todas estas cifras tan mareantes pueden hacernos caer en un cierto relativismo, por ello quiero poner cara y nombre a algunos de esos mártires que han entregado y están entregando su existencia por defender su creencia antes que su propia vida, es decir, por ser cristianos. Porque con su valor, al igual que hizo Pedro, quien tras curar el lisiado se atrevió a anunciar la Resurrección de Jesús ante los jefes del Sanedrín que, enojados, querían darle muerte, así mismo, ellos no han renegado de Cristo, con las consecuencias trágicas que todos conocemos.
Quiero desde estas páginas rendir un merecido homenaje a esos miles de mártires que entregaron su vida por dar testimonio de aquello en lo que creen, que no es otra cosa que el anuncio de la Palabra de Cristo, una palabra de Amor y Misericordia.
Uno de esos ejemplos de martirio, es el asesinato de los monjes de Tibhirine, sucedido ahora hace veinticinco años en un pueblo a 100 kilómetros al sur de Argel. La noche del 26 al 27 de marzo de 1996, un comando armado formado por una veintena de hombres irrumpió en el monasterio de Nuestra Señora del Atlas de Tibhirine y secuestró a siete monjes trapenses de nacionalidad francesa. El 21 de mayo casi un mes más tarde en un comunicado, el Grupo Islámico Armado (GIA) se anunciaba sus muertes: “les hemos cortado las gargantas a los monjes”. El 30 de mayo las cabezas de los siete monjes fueron encontradas en bolsas de plástico junto a la carretera, cerca del pueblo de Medea, sus cuerpos no aparecieron nunca. Esos monjes eran Christian de Chergué, el prior del monasterio, Christophe, el agricultor, Michel, el cocinero, Célestin, el responsable del albergue, Luc el médico que llevaba más de 47 años en Argelia y que curaba gratis a los habitantes de la región, y los monjes Bruno y Paul, que estaban de visita en el monasterio.
El 10 de abril de 2015, Nauman Masih, un adolescente de 14 años, cristiano pakistaní de la ciudad de Lahore, murió quemado vivo, después que unos jóvenes musulmanes le prendieran fuego al saber que era cristiano. El execrable hecho ocurrió cuando Nauman se cruzó en la calle con unos jóvenes musulmanes desconocidos que se dirigían a la mezquita. Estos lo detuvieron y al darse cuenta que era cristiano le golpearon, le rociaron con gasolina y le prendieron fuego. Su agonía se prolongó durante varios días.
La última “violencia insensata y diabólica” como la calificó el Papa Francisco fue el ataque contra una residencia de ancianos en la ciudad yemení de Aden, en el que murieron cuatro Misioneras de la Caridad y otras doce personas (un guardia de seguridad y once ancianos). Los extremistas musulmanes irrumpieron en la residencia de ancianos que las hermanas Misioneras de la Caridad dirigían en Aden, y después de asesinar al guardián acabaron con todas las personas que se interponían en su camino hacia el verdadero objetivo: las hermanas que se encontraban cuidando a los ancianos, a las que acusaban de intentar convertirlos al cristianismo. Fueron esposadas y ejecutadas a balazos en la cabeza.
El nombre de estas mártires son: Hermana Anselm, natural de la India, el 8 de mayo hubiera cumplido 60 años, Hermana Reginette, nacida en Ruanda, cumpliría 33 años el 29 de junio, Hermana Margarita era de Ruanda, nació el 29 de abril de 1997, tenía 44 años y Hermana Judit era de Kenia, nació el 2 de febrero de 1975, tenía 41 años.