Peregrinación a Fátima

Fátima

Redacción | Con motivo del Primer Centenario de las Apariciones de Nuestra Señora la Virgen en Fátima se ha realizado una peregrinación del 25 al 28 de Mayo, organizado por el Centro de Espiritualidad de Valladolid, participando también las parroquias de Valdestillas y de Villanueva de Duero.

Hemos estado acompañados por D. Julio (Rector del Santuario Nacional de la Gran Promesa y Director del Centro de Espiritualidad) y D. Renato (párroco de Valdestillas y Villanueva de Duero), que con mucho cariño nos han cuidado y como buenos pastores han estado muy pendientes de todos nosotros. Partimos así con muy buen espíritu mariano desde el comienzo del viaje. Todos los que íbamos llevábamos una gran ilusión de encontrarnos con nuestra Madre.

Tenemos un sentimiento grande de agradecimiento a Dios y a Nuestra Señora la Virgen por las gracias derramadas durante toda la peregrinación, así como un sentimiento de esperanza y confianza porque ella misma ha venido a visitarnos por medio de su imagen peregrina desde el día 9 de junio hasta el día 13. María es así: como hizo con Isabel, se pone en camino para salir a nuestro encuentro. Con su presencia recorriendo nuestra ciudad nos confiamos a su amor maternal y a su intercesión infalible por toda la diócesis sabiendo que estamos bien cuidados por ella.

Lo que más nos ha impactado en la peregrinación ha sido el fervor y la cantidad de personas que continuamente están orando en la Capelinha de las Apariciones, así como la cantidad de sacerdotes, y religiosos/as jóvenes, que viven su vocación al lado de la Virgen, renovando su ministerio. También personas jóvenes, mayores, y matrimonios de todas las edades con sus hijos; y hasta multitud de colegios infantiles se acercaban hacer su consagración a la Virgen María. Es bonito contemplar esos rostros llenos de inocencia a los pies de María e intuir cómo ella misma los mira.

Continuamos con el rezo del santo rosario y la procesión de la Virgen todas las noches, el viacrucis el viernes por la mañana, haciendo el recorrido que hacían Lucia, Francisco y Jacinta para ver a la Señora; visitamos las tumbas donde están ahora Lucia y los ya Santos Francisco y Jacinta. Todo esto nos ayudaba poco a poco a meternos en nuestro interior y profundizar en tan grandes misterios. Nuestra fe es grande, verdadero don y gozo.

En esos momentos veíamos la pequeñez de cada uno de nosotros, protegidos bajo la protección de Nuestra Señora la Virgen de Fátima, que nos lleva a conocer más a Jesús. Se reafirmó, en nosotros, la importancia de la familia por el testimonio que nos han dado en especial tantos matrimonios jóvenes.

También la peregrinación nos ha dado gran paz, sobre todo en el momento de la reconciliación (sacramento de la penitencia), experimentando el perdón de Dios y viviendo en nosotros la alegría que luego compartíamos entre nosotros; hemos saboreado así las gracias que derrama la Virgen de Fátima a todos los que nos acercamos a recibir este sacramento.

Finalmente, con la fe renovada, con agradecimiento y un gran amor a la Virgen partimos el camino de regreso a casa.

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