Así te necesito…

Ungir tus pies, que buscan mi camino,
sentir tus manos en mis ojos ciegos,
hundirme, como Juan, en tu regazo,
y -Judas sin traición- darte mi beso.
Así te necesito…
Yo quisiera en este tiempo
abrir mi voz y mi costado
dejar, como Tú, mi corazón abierto
al dulce latir de tu presencia.
Si Judas, Magdalena, Tomás y
todos los que en Ti vieron Verdad,
pueden ahora gozar y no llorar,
así quiero yo, Señor, gustar.
Así quiero vivir y ser feliz
y si mi felicidad dueña no es
de este mundo, búscala y júzgala
más allá de mis dominios.
Que no vea ya más la amargura,
que esta vida no me aplaste sin
piedad. Déjame buscarte, Amor
mío, y llévame ya a tu manjar.
Mas si Tú quieres que muchos años
deba aquí sufrir y lamentar, dame
fuerzas y esperanza, pues aquí
me quedaré para esperar.
Pero haz ligero mi viaje, que no
haya dolor sin un abrazo,
que no llore yo sin que tu mano
seque de dos en dos mis fracasos.
Mírame que te estoy mirando,
llórame cuando no sea de tu
agrado y, como en Getsemaní,
déjame acompañarte un rato.
Y si mi infidelidad y mi cansancio,
mi dolor y enfermedad doblan
mi cuerpo, duermo y de Ti me
aparto, no te olvides, Jesús mío,
que mi corazón no se ha olvidado.
Y si es mi voz la que te humilla
y mis manos no te dan un abrazo,
ven corriendo, Señor, a socorrerme,
un gran mal me está atacando.
Y si Tú, Santo de los santos, no
puedes llevarme a tu morada,
¿dónde quedará, entonces, mi
esperanza?… Más fría y helada que
una espada, que un iceberg en
medio de la nada.
Mis ojos, mi voz, mi corazón y
mi fervor, en Ti aguardan ya
su alegría. Y si de esta vida
no es ya la recompensa, llévame
pronto para verla.
El gozo me doblega a tus
pies hermosos como llamas.
Besarlos ya quisiera como Magdalena,
secarlos con mi pelo y con
ungüento acariciarlos.
Como Juan acurrucarme en tu
costado, sentir tu latido de
amor y, poco a poco,
quedarme dormida de por vida.
Y como Judas -sin traición- darte
mi beso. Mas si traición vieras en
ello, déjame un rato más en
tu costado y que tu Misericordia
borre mi recuerdo.
Y así limpia ya y sin rencores
tu abrazo me lleve
sin temores ni dolores que
lo impidan.