Las otras redes sociales

Redes sociales

Francisco Castro, Diácono Permanente | Cuando a cualquiera de nosotros hoy nos hablan de redes sociales, automáticamente pensamos en las nuevas formas de comunicación que han surgido de unos años a esta parte basadas sobre todo en las nuevas tecnologías a través de internet. Es un fenómeno que en muy poco tiempo ha invadido nuestras vidas. De hecho cada día crece el número de redes sociales que hay en internet. Las hay para todo tipo de actividades: para charlar, para twittear, para compartir fotos, para el turismo, para los móviles, para videos, para jóvenes, para adultos, relacionadas con los Blogs…

Si alguien de nuestro entorno no tiene un perfil en cualquiera de estas redes sociales, sobre todo en las más habituales y conocidas por casi todo el mundo, resulta que no eres nadie. Es como si no existieras, porque el sentido de todas estas redes sociales no es otro que el de comunicarse y sobre todo encontrar amigos y si no estás ahí parece que no puedes tener amigos, que eres incapaz de comunicarte.

No voy a ser yo quien niegue la parte positiva de estas redes, pero tengo la sensación que estamos dándoles demasiada importancia, porque para muchas personas se ha convertido en un instrumento vital. Sólo hay que observar a los jóvenes y no tan jóvenes, el disgusto que se llevan cuando no tienen conectividad a internet y se quedan como aislados del resto del mundo. De pronto parece como si se fuera a acabar el planeta. ¡No tengo internet!, ¡No puedo conectarme con mis amigos!, ¡No tengo acceso a las redes sociales!, Y ¿ahora qué hago? Frases como estas, o muy parecidas, las hemos escuchado todos alguna vez. ¡Qué tragedia! De pronto estamos solos, aislados, sin comunicación. Es como si el resto del mundo que nos rodea y que está a nuestro lado no existiera.

Pero ¿a qué redes sociales nos referimos? ¿Cómo es posible que el hecho de no estar conectado a internet nos haga sentir esa sensación de soledad y aislamiento? La respuesta está a nuestro alrededor: ¡existe vida fuera de internet! aunque a algunos no se lo parezca. Me estoy refiriendo a las otras redes sociales, las que han existido desde que el hombre es hombre. Esas redes sociales que de una forma u otra aportan al ser humano eso que se busca a través de internet: la comunicación, el encuentro con el otro, la búsqueda de amigos.

Esas otras redes sociales a las que me refiero son la familia y la amistad. Si bien existen otras, como los vecinos, la parroquia, el equipo de deporte, las ONG, y un largo etcétera, creo que estas dos: familia y amistad, son los pilares básicos para que el hombre se encuentre arropado en su devenir por la vida.

Familia

En la familia encontramos el primer apoyo, en ella nacemos o somos adoptados, somos educados, recibimos el amor de los padres, los abuelos, los hermanos. La familia es la célula de la sociedad. Aprendemos que existen normas básicas de convivencia que nos servirán para relacionarnos en la sociedad. Pero sobre todo la familia está constituida como una íntima comunidad de vida y amor (Gaudium et spes 48). Precisamente la familia en estos tiempos tan duros de crisis económica y de pérdida de valores, está siendo la salvación para muchas personas que han visto como su mundo se derrumbaba y que gracias a ella están saliendo adelante. A la familia no le afectan ni la caída de internet, ni la falta de cobertura y nunca se queda sin batería. Porque su verdadero motor, su fuente de alimentación es el amor. Y esta maravillosa energía tiene la facultad de recargarse automáticamente cada vez que se utiliza, sin precisar ningún soporte tecnológico para que cualquiera de sus miembros se sienta siempre amado.

Se dice que los amigos son la familia que uno elige con el paso de los años. Y puede que sea cierto, pues la familia en la que hemos nacido no la elegimos nosotros, en cambio la amistad se la damos a aquellos por lo que libremente optamos. Si bien los amigos que llamamos de verdad, suelen ser pocos y escogidos, no es menos cierto que cuando conseguimos tenerlos, son un tesoro del que no podemos prescindir y al que debemos cuidar día a día. Hablar de amistad es compartir, es estar en el momento que nos necesitan sin reclamar pago alguno. Es mantener una relación estable aunque a veces nos enfademos. Es saber perdonar y sobre todo aceptar al otro tal y como es. La amistad no es simplemente “clicar” un “me gusta” en una foto colgada en la red.

Y, finalmente, al contrario que la llamadas redes sociales de internet, familia y amistad, cuentan con una gran ventaja, y es que podemos usarlas tantas veces como queramos, no tienen contraindicaciones y los psicólogos no aconsejan que hagamos un uso responsable de ellas, al contrario nos aconsejas un uso constante y sin límite de horas.

La próxima vez que a alguno de nosotros nos ocurra eso de quedarnos sin “cobertura”, pensemos en las otras redes sociales que tenemos a nuestro alcance, no vaya a ser que con tanta tecnología nos olvidemos de la familia y la amistad.

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