Don de Sabiduría (IV)
Mons.
, Obispo de San Sebastián | ¿Cuáles son los vicios contrarios al don de sabiduría? Es algo importante a conocer tal y como hemos ido explicando de los otros dones del Espíritu Santo. Cuáles son los vicios contrarios a cada uno de los dones y en concreto al don de sabiduría.Decir que es cierto que la Sagrada Escritura habla de que existe necedad. Existe una estupidez que nos bloquea las emociones, nos bloquea los sentimientos y las buenas intuiciones para conocer las cosas de Dios. Por ejemplo, en el Nuevo Testamento en Lc 12, el Señor llama a aquel hombre que acumulaba ‘necio, esta misma noche te reclamaran el alma y las cosas que preparaste ¿para quien serán?’ Se pone de manifiesto que es una necedad contraria a la sabiduría, es un vicio contrario a la sabiduría el estar acumulando bienes materiales. ¡Necio esta noche vas a morir para que es todo lo que has acumulado! Necio significa insensato, falto de sabiduría, y en este caso, poner en primer lugar los bienes económicos, el éxito, el prestigio, en lugar de Dios. Es un vicio contrario a la sabiduría es una necedad.
En segundo lugar, por ejemplo en Lc 24, también Jesús llama necio a aquellos discípulos que iban camino de Emaus. En un momento del camino les dice: ‘insensatos y necios, tardos para entender lo que dijeron los profetas, no habéis reconocido el misterio de Dios en la cruz’. Con ello viene a decir que hay otro vicio contrario a la sabiduría que es la insensatez religiosa de quien no acepta la ley de la cruz, de quien se escandaliza de la cruz y no reconoce a Dios ante la cruz de nuestra vida. ¡Qué necio eres, qué insensato, no te diste cuenta que todo eso tenía que ocurrir, no te dabas cuenta de que era necesaria también la cruz en tu vida! Esto también es un vicio contrario a la sabiduría el revelarnos contra la cruz.
Otro pasaje lo tenemos en Mt 7,26. Jesús llama necio al que edificó su casa sobre arena y no sobre roca. Se refiere a la necedad a la hora de escuchar el Evangelio. Es como el que dice ‘mira qué bonito me ha gustado esto’ pero no lo pone en práctica. Es la necedad de oír las cosas de Dios sin hacerlas nuestras, sin traducirlas a la práctica. Es una necedad el reducir a la teoría las cosas divinas. La religión y la teología es una bonita teoría pero es una necedad no ponerla en práctica en nuestra vida.
Vemos por tanto que hay distintas necedades la de acumular el dinero, la de revelarse frente a la cruz, la de no traducir a la vida y la práctica la fe. Por lo tanto los vicios que embotan nuestros juicios y nos impiden apreciar las cosas divinas son muchos. Son la banalidad del mundo, la presunción y tantas otras cosas que hemos visto en estos tres pasajes evangélicos, que yendo a lo práctico son los vicios contrarios a la sabiduría.
¿Cómo fomentamos el don de sabiduría? ¿Qué tenemos que hacer? Como hemos dejado claro desde el principio es que se trata de un don de Dios, y si es un don es algo que El da gratuitamente. Pero como siempre hemos ido repitiendo es que ante los dones de Dios también uno se dispone a recibirlos según nuestra actitud.
Lo primero para fomentar el don de sabiduría es esforzarnos en intentar a ver las cosas desde el punto de vista de Dios. Es dramático ver tantas almas –incluso consagradas– caer en esta tentación. Muchos de nosotros, sacerdotes y religiosas, podemos llegar a ver o juzgar todas las cosas que nos ocurren con criterio meramente mundano. Todos tenemos como una miopía espiritual que nos impide ver las cosas por encima de las meramente humanas, para ver desde el designio de Dios entonces pues la tenemos clara como se dice. Por ejemplo, imaginaros que sea una religiosa (estamos hablando de una religiosa pero pude ser cualquiera: una madre, un marido, un sacerdote…). En este caso vamos a poner el ejemplo de la religiosa a la que la superiora le designa un determinado destino. Le envían a ese lugar a ejercer su servicio religioso, y ella se pone a decir: ‘¡no Señor, pues a mí me han mandado a este sitio pero yo me he enterado que ha habido otra religiosa que venía delante de mí y como ella no ha querido ir y ha puesto pegas… pues como ella ha dicho que no, al final me rebota a mí la cosa. Pues vaya con la voluntad de Dios. Me ha tocado a mí esto porque la otra no ha querido!’ Y dice uno, pero que necia, pero como puedes pensar así… ¿No te das cuenta de que tienes miopía espiritual? ¿No te das cuenta que por encima de las causas segundas, de que la otra no se ha querido ir, sea eso una causa de lo que Dios se ha servido para dirigirse a ti, para hablarte directamente y decirte ‘te quiero en otro lugar, venga haz rápidamente tu maleta y no te apegues a este lugar, y vete al otro’. Así no te das cuenta de que estas mirando las cosas con una miopía, no te das cuenta de que no te has esforzado en ver las cosas desde el punto de vista de Dios y te has quedado en las causas segundas sin llegar a la causa ultima que es Dios.
Como vemos, es muy importante que para recibir el don de sabiduría uno se esfuerce en ver las cosas desde la causa última que es Dios. Saber que es Dios el que dirige el hilo de cada historia y poco importa de qué fin se ha servido para al final llamarme a mí. Es decir, hay que esforzarse en levantar la mirada al cielo y ver la mano de Dios en todo los acontecimientos adversos y contrarios que suceden. Para aprender a volar hay que batir muchas veces las alas hacia lo alto porque si no uno no termina de volar.