Los papas del Rosario (I)

Mons.
, Obispo de Orihuela-Alicante | Hay muchos que han ido redescubriendo el Rosario, pero todavía existen entre nosotros muchas resistencias, desde una concepción muy racional y abstracta de la oración, de personas de Iglesia que consideran a esta oración más bien propia de los que se están iniciando, pero no de personas avanzadas en la vida espiritual. Sin embargo, no es así.En el siglo XVI, San Pío V, que provenía de la orden dominicana, es conocido como el primer papa del Rosario. Publicó una bula, Salvatoris Domini, con ocasión de la victoria de Lepanto e instituyó la fiesta de la Virgen del Rosario, en recuerdo de aquella victoria. Fue el primer papa que habló explícitamente del Rosario. Su doctrina, de forma sintetizada, señalaba la importancia de esta oración para superar las dificultades de las guerras y de otras calamidades. Prodigó el Rosario como un método sencillo al alcance de todos, de gran eficacia contra las herejías y los peligros contra la fe. Y recomendó encarecidamente su rezo.
Ha habido entre medias otros muchos papas, pero quizá hay un salto desde Pío V hasta Pío Nono, en el siglo XIX. Este papa invitó a todos al rezo del santo Rosario para el buen éxito del Concilio Vaticano I.
Más tarde, a León XIII, el papa que comenzó las encíclicas sociales, se le llama merecidamente el papa del Rosario. Llevan su firma, ni más ni menos, doce encíclicas y dos cartas apostólicas referidas al Rosario. El papa de las encíclicas sociales, de la atención al mundo obrero, es el papa del Rosario. Esto sirve para que nos demos cuenta que no hay ninguna oposición entre la doctrina social y la espiritualidad.
León XIII fue también el que impulsó el mes de octubre como mes del Rosario. Vio en esta oración una forma fácil de inculcar, en todas las almas, los dogmas principales de la fe cristiana. Con mucha pedagogía, se sirvió del Rosario en los misterios dolorosos para superar el rechazo al sacrificio y al sufrimiento. Además, para superar la aversión que tenemos a la vida humilde, cotidiana y laboriosa empleó los misterios gozosos de la vida oculta del Señor. Y para la indiferencia hacia los misterios de la vida futura y el apego a esta vida, utilizó la contemplación de los misterios gloriosos.