En Porcuna, Jaén
, Profesor de Historia | Porcuna es un municipio de la provincia de Jaén, que tiene una larga historia con presencia ibera, romana, visigoda, andalusí y cristiana, de la cual queda la iglesia de San Benito. Tradicionalmente, sus vecinos han vivido de la agricultura, destacando el olivar y también el trigo, leguminosas y girasol. Su gastronomía combina las tradiciones cordobesa y jiennense: potaje de vigilia con bacalao, hoyo de pan con aceite, acompañado de bacalao, habas y aceitunas, y dulces como pestiños, flores y roscos.
Sus tradiciones religiosas giran en torno a la fiesta de San Benito el 21 de marzo, la Semana Santa, el 24 de abril San Marcos como patrono de los campos, y la romería de la Virgen de Alharilla, patrona de la localidad y expresión de su devoción mariana.
La iglesia parroquial tiene el nombre de La Asunción y pertenece al arciprestazgo de Arjona, en la diócesis de Jaén. El templo es reciente, del siglo XX, y sustituye a la iglesia original, que era gótica. En su interior hay pinturas murales de Julio Romero de Torres en las bóvedas.
En la plaza principal, conocida primero como Plaza Mayor, hubo un monumento al Sagrado Corazón de Jesús hasta la proclamación de la Segunda República Española. Después de la guerra, se encargó al escultor malagueño Francisco Palma Burgos, autor de otras imágenes monumentales del Corazón de Cristo, la realización del actual monumento. Este escultor era hijo del artista antequerano Francisco Palma García, igualmente autor de magníficas esculturas del sagrado Corazón. El monumento tiene una altura de seis metros y se encuentra delante del Ayuntamiento y mirando hacia la plaza.
El escultor realizó una imagen en mármol blanco pulimentado sobre un pedestal de piedra caliza. Fue costeado por suscripción popular. Y se bendijo en la entonces llamada Plaza del Generalísimo, actual Plaza de Andalucía. Corría el año 1956. El basamento, elaborado por Antonio Aguilera Ruedas, es de piedra de la zona, y la imagen es de tamaño ligeramente superior al natural, realizándose en cuatro grandes bloques de mármol. La figura de Jesucristo se apoya sobre unas nubes y está vestido con túnica ceñida. Tiene la mano derecha bendiciendo y la mano izquierda pegada al cuerpo.
Cuando miramos esta imagen, recordamos la promesa de Jesús, que ama y bendice a los que miran su Divino Corazón. Su presencia en la plaza, para poder ser contemplado por los vecinos, nos invita a corresponder a su amor misericordioso.