Sagrado Corazón en Colunga, Asturias
, Historiador | En esta ocasión nos acercamos al Principado de Asturias, en el norte de la península, donde encontramos una imagen monumental del Sagrado Corazón de Jesús en la villa de Colunga. La parroquia está bajo la advocación de San Cristóbal y actualmente pertenece al arciprestazgo de Villaviciosa, de la archidiócesis de Oviedo.
La villa de Colunga se encuentra cerca de la costa cantábrica y es un lugar interesante por sus paisajes, sus casas señoriales y modernistas, y sus ermitas de la Virgen de Loreto, de Santa Ana y San Hilarón, que estaba junto a un hospital de peregrinos. El principal edificio religioso es la iglesia parroquial de San Cristóbal. Todos estos edificios sufrieron destrozos en la persecución religiosa desatada en los años treinta del siglo XX, durante la Segunda República.
El templo actual es moderno, reconstruido y bien cuidado. Está edificado en estilo historicista neorrománico. Tiene tres naves, torre a los pies y pórtico delante, con arcadas de medio punto. Los vecinos cuentan que hace cien años se colocó una imagen en piedra del Sagrado Corazón sobre una columna frente a la iglesia. En la fachada del templo, una lápida dice: “El Arciprestazgo de Colunga se consagró al Sagrado Corazón de Jesús el día 12 de marzo de 1928”.
Pero, durante la guerra, los milicianos asaltaron la iglesia, sacaron todas las imágenes y los retablos, y lo quemaron todo en la calle para que todo el pueblo lo viera. Solo se salvó una imagen del Niño Jesús que alguien logró rescatar a tiempo. Todo lo que hay ahora son retablos e imágenes modernas. Cuentan que, del mismo modo, el monumento del Corazón de Cristo fue profanado y destrozado.
Acabada la guerra, se colocó una escultura del Sagrado Corazón sobre la puerta principal del templo, delante de la torre. Leemos lo siguiente en una lápida en la fachada: “En acto de desagravio se reentronizó la sagrada imagen el día 29 de junio de 1950”. Es la imagen actual, una imagen que nos habla de paz, de perdón, de amor misericordioso. Porque el amor de Dios acaba imponiéndose sobre el odio. Todo el que entra en la iglesia ha de pasar debajo del Corazón de Jesús y, si levanta la cabeza, se encuentra con la mirada amorosa de Cristo que llena de paz nuestros corazones. Jesucristo está representado en tamaño casi natural, vestido con túnica y manto, con larga cabellera, con la mano izquierda señalando su corazón y la mano derecha bendiciendo. Su mirada expresa confianza, benevolencia, invitándonos a mirar su corazón, a vivir abandonados en su amor y paz. La cabeza de la imagen está coronada.
Y en este lugar, a la entrada de la iglesia, esta imagen del Corazón de Cristo nos invita a entrar y encontrar al mismo Cristo presente en la Eucaristía. Porque, como alguien ha dicho, lo esencial es el amor de Dios, que nos ama con un corazón humano y que está vivo en la Eucaristía.